Homenaje al maestro Jairo Augusto Ojeda Benítez XXVI Festival 2018

“El maestro Jairo Ojeda es pilar e inspiración del movimiento de la canción infantil latinoamericana y caribeña, no lo duden. Les aseguro que no improvisa livianamente cuando pregona que todos podemos cantar, el sabe que todos somos artistas que participamos de esa gran fuente de vida y alegría que es la música y por eso nos arrulla y nos desafía con sus cantos, para que seamos mas humanos y sensibles. Producto genuino del mestizaje cultural se arriesga con lucidez creativa y espíritu lúdico para tender puentes hacia la infancia tejiendo canciones y lanzando sonidos al viento andino, llanero o costeño. Son varias las generaciones de niños y niñas que han desatado sus voces y su imaginación en las alas de sus canciones ”

Julio Brum

Autobiografía: Nací en Mercaderes, Cauca, en el sur de Colombia, el 5 de enero de 1948. Estudié el primero y segundo año (en el mismo año porque ya sabía leer). Luego hice el tercer grado y nada más de primaria porque lo que leía (Alejandro Dumas, La Vorágine, Vargas Vila, revuelto con Billiquen y Rafael Pombo), me invitaban a conocer más del mundo. Mi hermano Eudoro, que vivía en Popayán, me enviaba regularmente unos maravillosos cuentos españoles y para afirmarme en el «vuelo», mi mamá me contaba unas «revolturas» de las «mil y una noche con su imaginario de duendes campesinos con pasajes de la historia sagrada. Así que decidí salir de mi pueblo cuando tenía unos nueve años para liberar princesas de ogros y dragones, confiando en regresar con cien burros cargados de monedas de oro.

Tres largos años, vagué, divagué y casi naufragué buscando mis sueños, en especial las benditas princesas, a las que ni siquiera conocía, porque en mi pueblo abundan las princesas solo que no tienen el pelo rubio (por eso no había caído en la cuenta de su existencia). Mi madre me encontró cuando tenía once años y ya era maestro en una vereda llamada Esparta, del municipio de Balboa, en el norte del Valle.

Muy tempranamente aprendí lo que es el hambre y el dormir bajo las estrellas… deseando tener una cobijita y una almohada para el cuerpo. ¡Eso de buscar burros y princesas es cosa seria!

Estudié el bachillerato agrícola en un pueblo precioso: Tunía, en el Cauca. El grado quinto y sexto del bachillerato académico los hice en Bogotá en un mismo año. Inicié estudios de antropología en la Universidad Nacional. Por los continuos paros de esa década (70- 80), continué en la Universidad del Cauca. Volví a la Universidad Nacional y finalmente intenté terminar mis estudios en un instituto de ciencias humanas que luego fue clausurado por el gobierno.

En cuanto a mi obra, no sé de donde me salió esa cuestión de la música para niños y el libro de cuentos que he llamado Todos podemos cantar.

Quizás es un intento velado para decirles a los niños que dejen quietas a las princesas y, en cuanto a los dragones y los ogros, que procuren mejor hacerse amigos de ellos.

Me han publicado con fines didácticos el Módulo sobre el trabajo artístico en la escuela en las Universidades de San Buenaventura y la Universidad del Valle. Por los lados de música, he sido finalista en varios concursos. En el Mono Núñez, Ginebra, Valle, en dos oportunidades, con las canciones inéditas Vengan todos y el bambuco Bajo las sombras. En el Festival de la Canción Colombiana en Pereira, gané con el bambuco La vieja Paula. En el Concurso El Centauro de Oro celebrado en Villavicencio gané con el bambuco Flor y Raíz.

Conociendo a Jairo Ojeda

La música del maestro Jairo Ojeda se oye por toda Latinoamérica. Desde hace treinta años el repertorio para niños se ha enriquecido con sus canciones gracias a su talento y a sus cómplices musicales como Viento Juglar, Tierra Nueva y Christian Vega. Chontaduro maduro vende el negrito Arturo, La sombra, El ciempiés que no sabía contar, A un granito de maíz, y muchas otras melódicas composiciones recogidas en los dos álbumes llamados Todos Podemos Cantar, se han convertido en referencias obligadas en hogares y jardines infantiles de toda Colombia y ya son dos las generaciones que crecen a su ritmo.

Jairo Ojeda no sólo ha compuesto para niños. Su música va más allá. Alcanza premios a lo largo y ancho del país: Festival Víctor Jara (Bogotá – 1982), Festival Clavel Rojo (Sochi/URRS 1983), Festival de la Canción Colombiana (Villavicencio – 1985 y 2001), Festival Nacional Mono Núñez (Ginebra Valle – 1995 y 2000), y el Festival Nacional del Bambuco (Pereira), son apenas algunos de los éxitos que ha obtenido.

Este multifacético creador ha compuesto temas para el Cancionero Ecológico y canciones de entorno indígena, negro y mestizo del departamento del Cauca. Sus canciones han sido arregladas, grabadas y divulgadas por grupos colombianos como Cantaclaro, Las Cantaoras del Pacífico, Cantoalegre, Nueva Cultura y Preludio, así como por grupos internacionales como Los Hermanos Rincón en México y Piojos y Piojitos en Argentina.

Su realización musical, producida por distintas instituciones como el Instituto de Bienestar Familiar, el CINDE y la Alianza Colombo RDA, ha sido ampliamente divulgada a través de programas nacionales.

La editorial Random House Mondadori publicó su libro A la una la laguna, bellamente ilustrado por Cinthia Bustillos. Este poemario, que sabe a cancionero, ha sido musicalizado por él mismo. De esta manera su repertorio para la primera infancia se amplía cada día. Por sus aportes a la música infantil latinoamericana ha recibido homenajes tanto nacionales como internacionales.

El interés de Jairo Ojeda por los niños no sólo es a través de la música. En el campo pedagógico, se ha desempeñado como promotor de expresión artística en diferentes instituciones dentro y fuera de Colombia y es el diseñador y fabricante de imprentas artesanales utilizadas en el programa La Imprenta Manual.

Tomado de: http://www.irenevasco.com/jairoojeda.aspx

Fotografía: Laura Hernández

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